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jueves, 29 de mayo de 2014

Medios para un fin

Vamos a aprovechar estos días que nos quedan hasta el comienzo del muestreo para explicar el trabajo que vamos a realizar. Algo contamos en 2012, y la información sigue disponible en el blog. De todas formas vamos a incidir en el tema para beneficio de los nuevos lectores y para justificar las horas de descanso que estamos aprovechando durante la travesía, que ya hay quien nos ha dicho que a ver si comemos menos y trabajamos más. ¡Ay, qué lectores más exigentes! Pero antes vamos a dar nuestra posición para los amigos de la chincheta: 42º50.9770 – 026º05.1370.

Los lectores nuevos y ajenos al mundo de la pesca se preguntarán qué hace un barco oceanográfico español rumbo a Terranova, con la que está cayendo (económicamente hablando). ¿No podemos quedarnos más cerca a contar sardinas? La respuesta a estas cuestiones es doble: de las sardinas (o más concretamente, de sus huevos) ya se ha encargado otro equipo de compañeros del IEO liderado por Ana de Lago durante la campaña SAREVA, recientemente terminada con éxito y llevada a cabo precisamente a bordo del B.O. Vizconde de Eza. Además, la flota española tiene intereses en muchos caladeros en todo el mundo. El Gran Banco de Terranova es un caladero tradicional en el que los españoles hemos pescado casi ininterrumpidamente durante 500 años -desde que los antiguos patrones decían que había tanto bacalao que se podía uno bajar del barco y caminar sobre lomos de bacalao sin mojarse los zapatos-. Es cierto que Canadá lleva a cabo campañas en sus aguas, pero algunas de las especies de mayor interés comercial, ignorantes en cuestiones de geopolítica, migran atravesando la línea que marca las 200 millas de la Zona Exclusiva Económica canadiense (que llamaremos EEZ a partir de ahora) y salen a aguas internacionales, que es precisamente la región del Banco que nosotros muestreamos, conocida como la “cola del Banco”. La región es tan interesante y el muestreo tan importante que la Unión Europea subvenciona desde 2002 el 50% de estas tres campañas (Platuxa, Flemish Cap y 3L), que han pasado a formar parte del Programa Nacional de Recopilación de Datos Básicos, una iniciativa europea para homogeneizar los muestreos y obtener datos comparables en las campañas y muestreos de los países miembros.

Nuestros datos se unen a los recogidos por otros países con intereses pesqueros en la región. De hecho, precisamente hoy nuestros compañeros Fernando González y Diana González (lo de los apellidos es casualidad) vuelan a Canadá para participar en una reunión internacional de evaluación de recursos pesqueros. Allí se ponen en común los datos de todos los países para las diferentes especies (que llamamos recursos pesqueros, o peor aún, stocks, para abreviar. Hay un coordinador para cada especie, que se encarga de aplicar un modelo estadístico a la serie histórica de datos con dos fines: uno, evaluar la situación actual del recurso, y dos, hacer un pronóstico para los 4-5 años venideros. Esto se hace simulando en el modelo situaciones con diferentes grados de presión pesquera futura (es decir, con diversas magnitudes de capturas máximas), y analizando la respuesta del recurso en cada caso (viendo cómo varía la cantidad de peces). Se busca un compromiso entre una presión pesquera máxima y la sostenibilidad del recurso. El grupo de expertos delibera a la vista de estos resultados y elabora el asesoramiento científico en consecuencia. Esta es la base de la decisión final de los gestores. Para llegar a este punto Fernando, Diana y sus compañeros de reunión van a pasar más de una semana trabajando jornadas muy largas de lunes a lunes.

Todavía habrá quien se cuestionará si todo este trasiego de gente y datos es necesario, ¿no se puede dejar las flotas a que pesquen lo que quieran? Al fin y al cabo toda esta preocupación por el medio ambiente es muy reciente y la pesca es muy antigua, casi tanto como la humanidad. Al principio simplemente se recolectaban organismos en la costa, pero se han encontrado anzuelos de hueso y madera datados en el 8000 A.C., y los egipcios usaban lanzas y redes en el 2000 A.C. En épocas más cercanas a nosotros pero con medios mucho más rudimentarios se desarrollaron las primeras pesquerías pre-industriales, como la del arenque en el Mar del Norte en los s. XI y XVI, la del bacalao en el Gran Banco de Terranova a principio del siglo XVI, y la de sardina, también en el Mar del Norte en el s. XVII, en la que participaba una flota que para el s. XIX ya contaba con 3000 barcos. La Revolución Industrial afectó a la pesca de muchas formas. No sólo cuadriplicó la eficiencia de los pesqueros, también resultó en nuevos métodos de preservar el pescado, como las conservas, e incrementó la necesidad de aporte de proteína para la gran masa de población desplazada a las ciudades para trabajar en las fábricas. Las dos grandes guerras supusieron un intervalo tras el cual el avance tecnológico fue tal que las últimas décadas han visto una expansión de la pesca desproporcionada para el tiempo transcurrido. 

Datos globales de capturas. Fuente: FAO

 

Por eso, y a pesar de la tradicional “libertad del mar” acordada por las potencias del siglo XVI para facilitar el comercio marítimo, muchos países reclamaron límites en sus aguas para poder gestionar sus pesquerías. A principios de los setenta este límite estaba en las 12 millas, pero algunos países especialmente dependientes de sus recursos pesqueros presionaron con éxito para que su jurisdicción alcanzase las 200 millas. En este sentido, Islandia fue el país que más titulares cosechó a raíz de las famosas Guerras del Bacalao que ganó al Reino Unido. El resultado de ampliar la jurisdicción nacional de los estados costeros a las 200 m fue que muchos caladeros explotados por flotas internacionales pasaron a estar controlados por gobiernos nacionales. Además de estos cambios de tipo geopolítico, los siglos pasados han visto el crecimiento y colapso de muchas pesquerías, con los consecuentes vaivenes económicos, de disponibilidad de empleo y de proteína, de modo que por un amplio abanico de motivos económicos, sociales, políticos y biológicos, la gestión de las pesquerías se considera necesaria.

Resumiendo: que el hecho de que el Vizconde de Eza esté cruzando el Atlántico rumbo al Gran Banco es muy positivo y necesario. Vamos a hacer un buen trabajo y además vamos a presumir de barco cuando lleguemos a St. John`s. No vamos a dejar que toda la representación española fuera del país sea fútbol, ¿no?

¡Gracias a todos los que ya nos habéis dejado vuestros comentarios! Recordad que queremos que este sea un blog interactivo, y con gusto aprovecharemos el espacio para aspectos de nuestro trabajo que os interesen especialmente.

Y por cierto... el cupón de la ONCE de hoy lleva impreso el logo del Centenario del IEO... ¡un día estupendo para tentar la suerte!

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