Vamos a aprovechar estos días que nos
quedan hasta el comienzo del muestreo para explicar el trabajo que
vamos a realizar. Algo contamos en 2012, y la información sigue
disponible en el blog. De todas formas vamos a incidir en el tema
para beneficio de los nuevos lectores y para justificar las horas de
descanso que estamos aprovechando durante la travesía, que ya hay
quien nos ha dicho que a ver si comemos menos y trabajamos más. ¡Ay,
qué lectores más exigentes! Pero antes vamos a dar nuestra posición
para los amigos de la chincheta: 42º50.9770 – 026º05.1370.
Los lectores nuevos y ajenos al mundo
de la pesca se preguntarán qué hace un barco oceanográfico español
rumbo a Terranova, con la que está cayendo (económicamente
hablando). ¿No podemos quedarnos más cerca a contar sardinas? La
respuesta a estas cuestiones es doble: de las sardinas (o más
concretamente, de sus huevos) ya se ha encargado otro equipo de
compañeros del IEO liderado por Ana de Lago durante
la campaña SAREVA, recientemente terminada con éxito y
llevada a cabo precisamente a bordo del B.O. Vizconde de Eza.
Además, la flota española tiene intereses en muchos caladeros en
todo el mundo. El Gran Banco de Terranova es un caladero tradicional
en el que los españoles hemos pescado casi ininterrumpidamente
durante 500 años -desde que los antiguos patrones decían que había
tanto bacalao que se podía uno bajar del barco y caminar sobre lomos
de bacalao sin mojarse los zapatos-. Es cierto que Canadá lleva a
cabo campañas en sus aguas, pero algunas de las especies de mayor
interés comercial, ignorantes en cuestiones de geopolítica, migran
atravesando la línea que marca las 200 millas de la Zona Exclusiva
Económica canadiense (que llamaremos EEZ a partir de ahora) y salen
a aguas internacionales, que es precisamente la región del Banco que
nosotros muestreamos, conocida como la “cola del Banco”. La
región es tan interesante y el muestreo tan importante que la Unión
Europea subvenciona desde 2002 el 50% de estas tres campañas
(Platuxa, Flemish Cap y 3L), que han pasado a formar parte del
Programa Nacional de Recopilación de Datos Básicos, una iniciativa
europea para homogeneizar los muestreos y obtener datos comparables
en las campañas y muestreos de los países miembros.
Nuestros
datos se unen a los recogidos por otros países con intereses
pesqueros en la región. De hecho, precisamente hoy nuestros
compañeros Fernando González y Diana González (lo de los apellidos
es casualidad) vuelan a Canadá para participar en una reunión
internacional de evaluación de recursos pesqueros. Allí se ponen en
común los datos de todos los países para las diferentes especies
(que llamamos recursos pesqueros, o peor aún, stocks, para
abreviar. Hay un coordinador para cada especie, que se encarga de
aplicar un modelo estadístico a la serie histórica de datos con dos
fines: uno, evaluar la situación actual del recurso, y dos, hacer un
pronóstico
para los 4-5 años venideros. Esto se hace simulando en el modelo
situaciones con diferentes grados de presión pesquera futura (es
decir, con diversas magnitudes de capturas máximas), y analizando la
respuesta del recurso en cada caso (viendo cómo varía la cantidad
de peces). Se busca un compromiso entre una presión pesquera máxima
y la sostenibilidad del recurso. El grupo de expertos delibera a la
vista de estos resultados y elabora el asesoramiento científico en
consecuencia. Esta es la base de la decisión final de los gestores.
Para llegar a este punto Fernando, Diana y sus compañeros de reunión
van a pasar más de una semana trabajando jornadas muy largas de
lunes a lunes.
Todavía
habrá quien se cuestionará si todo este trasiego de gente y datos
es necesario, ¿no se puede dejar las flotas a que pesquen lo que
quieran? Al fin y al cabo toda esta preocupación por el medio
ambiente es muy reciente y la pesca es muy antigua, casi tanto como
la humanidad. Al principio simplemente se recolectaban organismos en
la costa, pero se han encontrado anzuelos de hueso y madera datados
en el 8000 A.C., y los egipcios usaban lanzas y redes en el 2000 A.C.
En épocas más cercanas a nosotros pero con medios mucho más
rudimentarios se desarrollaron las primeras pesquerías
pre-industriales, como la del arenque en el Mar del Norte en los s.
XI y XVI, la del bacalao en el Gran Banco de Terranova a principio
del siglo XVI, y la de sardina, también en el Mar del Norte en el s.
XVII, en la que participaba una flota que para el s. XIX ya contaba
con 3000 barcos. La Revolución Industrial afectó a la pesca de
muchas formas. No sólo cuadriplicó
la eficiencia de los pesqueros, también resultó en nuevos métodos
de preservar el pescado, como las conservas, e incrementó la
necesidad de aporte de proteína para la gran masa de población
desplazada a las ciudades para trabajar en las fábricas. Las dos
grandes guerras supusieron un intervalo tras el cual el avance
tecnológico fue tal que las últimas décadas han visto una
expansión de la pesca desproporcionada para el tiempo transcurrido.
Datos globales de capturas. Fuente: FAO |
Por eso, y a pesar
de la tradicional “libertad del mar” acordada por las potencias
del siglo XVI para facilitar el comercio marítimo, muchos países
reclamaron límites en sus aguas para poder gestionar sus pesquerías.
A principios de los setenta este límite estaba en las 12 millas,
pero algunos países especialmente dependientes de sus recursos
pesqueros presionaron con éxito para que su jurisdicción alcanzase
las 200 millas. En este sentido, Islandia fue el país que más
titulares cosechó a raíz de las famosas Guerras del Bacalao que
ganó al Reino Unido. El resultado de ampliar la jurisdicción
nacional de los estados costeros a las 200 m fue que muchos caladeros
explotados por flotas internacionales pasaron a estar controlados por
gobiernos nacionales. Además de estos cambios de tipo geopolítico,
los siglos pasados han visto el crecimiento y colapso de muchas
pesquerías, con los consecuentes vaivenes económicos, de
disponibilidad de empleo y de proteína, de modo que por un amplio
abanico de motivos económicos, sociales, políticos y biológicos,
la gestión de las pesquerías se considera necesaria.
Resumiendo: que el
hecho de que el Vizconde de Eza esté cruzando el Atlántico rumbo al
Gran Banco es muy positivo y necesario. Vamos a hacer un buen trabajo
y además vamos a presumir de barco cuando lleguemos a St. John`s. No
vamos a dejar que toda la representación española fuera del país
sea fútbol, ¿no?
¡Gracias a todos
los que ya nos habéis dejado vuestros comentarios! Recordad que
queremos que este sea un blog interactivo, y con gusto aprovecharemos
el espacio para aspectos de nuestro trabajo que os interesen
especialmente.
Y por cierto... el
cupón de la ONCE de hoy lleva impreso el logo del Centenario del
IEO... ¡un día estupendo para tentar la suerte!
Estupenda explicación, aprenderemos mucho siguiendo este blog!!
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